domingo, 23 de noviembre de 2008

El accionista mayoritario

Petros Márkaris
Tusquets Editores.
Colección Andanzas, 2008

Calificación: 5/5

El comisario Jaritos es el protagonista de uno de los universos policíacos mejor planteados y más interesantes del género actual de detectives. Kostas Jaritos es jefe del departamento de homicidios de Ática, la región griega donde se encuentra Atenas. Tiene una relación de mutua desconfianza con su jefe, Guikas, del que se lleva frecuentes reprimendas por actuar por su cuenta sin consultarle previamente las posibles consecuencias políticas de sus investigaciones. Trabaja con dos colaboradores, Dermitzakis y Vlasópulos, de los que apenas sabemos más que cumplen fielmente sus órdenes. Le tocó vivir el tiempo de la dictadura de los coroneles, obligándole a presenciar detenciones arbitrarias y torturas, a las que intentó ser ajeno. En una de estas situaciones conoció a Zisis, militante comunista que le ayuda y aconseja en su trabajo.


Vive con su mujer, Adrianí, ama de casa exclusivamente dedicada a cocinar y a ver la televisión, con la que mantiene constantes disputas domésticas. Su hija Katerina es una estudiante universitaria que vive en Salónica, a la que continuamente echa de menos y en la que el matrimonio ha puesto todas sus ilusiones vitales. Conduce un Mirafiori que amenaza con dejarle tirado en cualquier momento y que es objeto de sorna generalizada. Como única afición tiene la del consultar el diccionario Dimitrakos (que da título a este blog), que le permite elucubrar sobre las distintas acepciones de las palabras que consulta.


Jaritos es un griego medio de su generación, descolocado por la rápida evolución de la sociedad y de la propia policía. Sin esperanza de comprender el mundo que le rodea, se contenta con cumplir bien con su trabajo, al que es completamente adicto. Esta meta es cuestión de dogma para él, no renuncia a ella a pesar de las dificultades que se le presentan para encontrar al culpable, incluso si ello supone enfrentarse a sus superiores, asumiendo las posibles repercusiones profesionales que puedan suponer para él.


La primera impresión al aproximarse al mundo de Jaritos es que resulta demasiado duro y real para resultar atractivo, pero cuando uno se adentra un poco más en él, se engancha definitivamente.


En esta ocasión, Jaritos tiene que hacer frente a una crisis familiar cuando el crucero en el que viaja su hija es secuestrado por unos terroristas. Para intentar alejarle de la resolución de esta situación, se le encarga el asesinato de un modelo publicitario, aparentemente otro caso sin más repercusiones. La situación se complica cuando se van sucediendo las víctimas relacionadas con el mundo publicitario y hace su aparición en escena el asesino del accionista mayoritario, que pretende erradicar la publicidad de los medios de comunicación, lo que supondría pérdidas millonarias, cierre de empresas, despidos masivos, en resumen, una crisis nacional. Los empresarios presionan a los políticos y éstos al comisario Jaritos, que no tiene hilos de los que ir tirando en la investigación, más allá de una Luger, pistola alemana de la Segunda Guerra Mundial con la que se cometen los asesinatos. Este dato nos remite a los batallones de seguridad, colaboracionistas de los nazis, y a la guerra civil griega, que tuvo lugar recién acabada la contienda mundial y que enfrentó al gobierno monárquico instaurado por los británicos, con los guerrilleros comunistas del ELAS.

Cada historia de Jaritos tiene tirón argumental, recae sobre temas actuales (la publicidad, la inmigración, los intereses políticos, y contiene multitud de referencias familiares, culturales, sociales, históricas, que van surgiendo de forma espontánea a lo largo del desarrollo de las investigaciones. Además, Márkaris utiliza un personal estilo en presente y primera persona, que le permite ahondar en la personalidad del protagonista en su interacción los demás personajes. Gracias a ellos conocemos los distintos comportamientos del comisario con su familia, sus jefes, sus subordinados, con los sospechosos de los casos, etc.


Se ha hablado de una novela policíaca europea, y dentro de ésta, se distingue entre una novela policíaca mediterránea, representada por nombres como Márkaris, Camilleri, incluso Gür, sin olvidar a los autores españoles, y una novela policíaca del Norte de Europa, en la que figuran autores como Mankell, Rankin, Ani, Schlink, etc. A mi juicio la diferencia entre estos autores consiste principalmente en las diferencias existentes en las propias sociedades que retratan. Sin pretender establecer jerarquías imposibles entre ambas, como ya se habrá podido adivinar por el título de este blog, el que suscribe siente predilección por los primeros autores.


LO MEJOR: Como en las mejores recetas, todos los ingredientes están sabiamente añadidos y mezclados, en su justa medida, para que resulten a la vez verosímiles e interesantes. El accionista mayoritario es la esencia de la mejor y más actual novela policíaca. El estilo en presente y una buena ponderada primera persona le dan un punto de vista original a la historia, sin caer en un exceso de protagonismo del personaje principal.


LO PEOR: Recientemente se ha vuelto a publicar Defensa cerrada en una edición más cuidada de Anagrama, pero se dejen engañar los profanos en Jaritos, no es nueva, la última publicada en castellano es El accionista mayoritario.
Habrá que esperar un tiempo para leer una nueva novela del comisario Jaritos...


ENLACES DE INTERÉS:

domingo, 16 de noviembre de 2008

Ian Rankin jubila al detective Rebus

Lo que nos temíamos, se confirma: el inspector Rebus se jubila. Ocurre en el último libro de la serie protagonizada por el detective de Edimburgo, titulado La música del adiós, y supone (de momento) el fin de las adictivas pesquisas de este personaje. En el suplemento BABELIA de EL PAIS del día 15 de noviembre se publica un artículo sobre este nuevo caso del inspector Rebus.

Ian Rankin jubila al detective Rebus.- BABELIA (15/11/2008).