viernes, 12 de septiembre de 2008

The Wire

Primera temporada
HBO, 2002
Calificación: 5/5

Acabo de terminar de ver la primera temporada de la serie de televisión The Wire y todavía estoy alucinando. Normalmente me gusta degustar las buenas series de televisión poco a poco, pero en esta ocasión ha sido imposible, he devorado los trece capítulos casi del tirón.

Quien quiera saber por qué el tráfico de drogas no puede llegar a erradicarse totalmente alguna vez en las grandes ciudades de los países ricos, tendrá todas las respuestas en la primera temporada de The Wire. El diagnóstico sería extrapolable punto por punto a muchas ciudades europeas y españolas.

La acción se desarrolla en la ciudad de Baltimore (Maryland, EEUU) en el mundo del pequeño trapicheo de droga de los barrios de casas bajas de protección oficial. La historia se introduce dentro del funcionamiento de la policía y de una banda de traficantes de droga. Vemos que ambas organizaciones se parecen mucho en su funcionamiento, jerarquías, normas no escritas; sus respectivos integrantes tienen aspiraciones de promocionar, incluso los traficantes tienen a menudo mayor sentido de la profesionalidad que los policías.

Aquellos personajes que pretenden compatibilizar su realidad y su dignidad sin verse arrastrados a la miseria moral, acaban siendo atropellados por la lógica de sus respectivas organizaciones. Los personajes están tan bien logrados que muchos reservan un rincón inesperado: el jefe déspota se apiada del subordinado díscolo en un momento crítico, el protagonista abnegado es también un adicto al trabajo y un padre descuidado, el juez que alienta las investigaciones se echa atrás cuando se acerca el momento de sus aspiraciones políticas, el policía brutal que sólo sabe dar palizas acaba integrado en el buen trabajo de investigación, y así muchos otros.

Las investigaciones más importantes se ven frustradas o lastradas por intereses de políticos, asustados por lo que pueda resultar de escuchas telefónicas que no controlan y que podrían implicarles en casos de corrupción; intereses de mandos policiales, centrados únicamente en cumplir su cupo anual de casos resueltos y en trasladar a la opinión pública un mensaje de falsa competencia; de los propios hábitos policiales, brutalidad, negligencia, precipitación, obsesión. A pesar de todo ello, las investigaciones se van abriendo paso hasta un final memorable.

Para un extraterrestre que aterrizara en la Tierra y no tuviera noticias previas del mundo que nos muestra The Wire, le sería difícil distinguir cuál de las dos organizaciones defiende la ley y el orden; cada una de ellas antepone sus propios intereses particulares y su razón de ser. Parece ser que las autoridades de Baltimore se han mostrado extremadamente hostiles al rodaje de la serie hasta el punto de obligar a filmar algunas partes fuera de la ciudad, y pretender la paralización de la serie bajo el argumento de que daba mala imagen a la ciudad; ¿será que se sentían demasiado cerca de la historia de The Wire...?

Si el desarrollo de la trama es fantástico, el desenlace es sencillamente magistral. En la mejor tradición de serie negra, el final nos convence de que aunque se gane una pequeña batalla, la guerra está perdida. Quien no haya visto esta primera temporada y vaya a hacerlo, que salte el párrafo siguiente, sería imperdonable privar a alguien del placer de descubrir por sí mismo cada detalle de esta historia.

En una secuencia final el detective McNulty, desconsolado fuera de la sala de juicio por el sacrificio personal que le ha costado a él y a sus compañeros llevar a juicio a esa banda de traficantes, se desinteresa del juicio del que ya sabe lo que va a resultar: cargos importantes pero con penas pactadas insuficientes, sobre todo para los jefes de la banda. En ese momento pasa por allí el juez que ha promovido y apoyado las escuchas, comprometiendo a McNulty ante sus jefes y compañeros hasta el punto de poner en peligro su trabajo, y le felicita de manera falsa y apresurada, sus nuevas aspiraciones políticas no le permiten mezclarse con él. Después sale del juicio uno de los jefes de la banda de narcotraficantes no ha podido ser acusado de ningún cargo y le dice un sincero ¡buen trabajo!; nadie mejor que él sabe el gran trabajo que han hecho ese sufrido grupo de policías. El propio McNulty llega a la conclusión cuando hieren a su compañera: no merece la pena.

LO MEJOR: Destacar algo de The Wire conllevaría dejar fuera otro tanto magnífico: un engranaje perfecto de trama elaborada, personajes conseguidos y guión oportuno.

LO PEOR: Tendré que ver esta temporada de The Wire una segunda o tercera vez para detectar algún defecto (pero también para disfrutar de nuevo cada pequeño detalle de esta magnífica serie).


1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo tengo en lista de espera los soprano, pero leyendo este post es imposible no tener ganas de ponerse a ver the wire...

seguro que no nos defrauda...